Me ahogo en los mares de tu cabellera,
me pierdo en cada paso que das,
quisiera esculpir la silueta de tu cuerpo,
dibujar las curvas de tus caderas,
que como volcán hierven en mis venas.
Me embriago del aroma de tu cuerpo,
y respiro cada poro de tu piel,
en cada una de mis fantasías,
por que estamos hechos de hierba,
de piedra y fuego, de agua y deseo
y quisiera que fuéramos uno,
de raíz y cielo, de pies y manos,
de pasión y calma y en la calma amarte,
desearte y adorarte como Musa-Diosa,
como mujer etérea de sueños cristalinos.
Sueño la delicadez de tus piernas,
que se derriten como hielo, al roce mis manos,
deseo la calidez de tu vientre,
que como brasa enciende mi corazón
y ahoga mis penas en tus suspiros,
deseo el sabor de tus labios,
néctar de vida que me enloquece
y me estremece en mis atardeceres.
Eres de pasión y anhelo
y mi anhelo es ser tu fuerza,
en tus noches de insomnio,
ser el calor de tus ojos,
la dulzura de tus dedos
y sobre todo ser
el quijote de tus sueños.
(Pedro Antonio Hernandez Cruz)
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